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¡Por aquí! rugió . ¡Síganme! Tiene que haber una salida posterior.
Los prisioneros se agruparon tras él, corriendo rápidamente corredor abajo hasta la
puerta que Saris abrió. Una rampa conducía hasta nivel del suelo. Saris se lanzó
presuroso, alguien podía estar esperando más allá. Pero no había otra alternativa. La
puerta disimulada saltó y se vio bajo la luz crepuscular del día.
Negros navíos de patrulla revoloteaban por encima como abejas furiosas. Cerca de uno
de los edificios había un volador o nave pequeña. Saris fue a por él, con enormes saltos.
Estaba casi ya allí cuando un rayo azul blancuzco del cielo cayó delante de su camino.
Girando con un gruñido, el holatano pareció bracear. Una nave de la policía giró de
repente y se estrelló contra otra. Ambas cayeron entre llamas. Saris saltó hacia el extremo
del compuesto, los humanos jadeaban siguiéndole. Una cortina de fuego cayó sobre su
camino. Valti gritó algo, señalando hacia atrás y vieron como los soldados esclavos
vestidos de negro salían en torrente desde la sección subterránea.
¡Detén sus armas! gritó Langley. Llevaba uno de los mosquetones de sus
captores, que apoyó contra su mejilla y disparó. El estallido y el retroceso fueron algo
glorioso para él. Un hombre giró sobre sus talones y cayó.
Demasiados. Saris se acostó en el suelo desnudo, jadeante . Son más de los que
puedo manejar. De todas maneras tenía pocas esperanzas de escapar.
Langley maldijo y bajó su pistola.
Los policías los rodearon, cansinos.
Señores, todos ustedes están arrestados dijo el jefe . Por favor, acompáñennos.
Marin lloraba, silenciosa y rota, mientras le seguía.
Chanthavar estaba en el despacho de la plantación. Las paredes anuladas con
guardias y Brannoch permanecía en pie triste a un costado. El Solariano iba inmaculado
en su atuendo y su alegría apenas se mostraba en absoluto.
¿Cómo está usted, capitán Langley? dijo . Y Goltam Valti, señor, claro. Veo que
he llegado en el momento preciso.
Adelante dijo el hombre del espacio . Mátenos y sálgase con la suya.
Chanthavar alzó las cejas.
¿Por qué todo ese dramatismo? preguntó.
Entró un oficial, se inclinó y dio su parte. El escondite estaba ocupado, todo el personal
muerto o arrestado, las bajas solares eran seis muertos y diez heridos. Chanthavar dio
una orden y Saris fue obligado a entrar en una jaula especialmente preparada y colocada
en la parte exterior.
En caso de que usted se pregunte, capitán dijo el agente , cómo descubrí dónde
estaban...
Lo sé dijo el aludido.
¿Oh? Oh... si, claro. Saris debió haberlo detectado. Fue un juego... yo no creí que se
daría cuenta a tiempo de lo que era y en apariencia tuve razón. Había preparado otros
procedimientos de rastreo; pero ocurre que ha sido este el que ha dado resultado los
labios de Chanthavar se curvaron en su sonrisa peculiar . No le guardo rencor, capitán.
Usted trató de hacer lo que le pareció mejor, estoy seguro.
¿Y nosotros? preguntó Brannoch.
Bueno, milord, el caso requiere claramente la deportación.
Está bien. Vayamos. Tengo una nave.
¡Oh, no! Milord. No podemos ser tan descorteses. El Tecnicado le preparará el
transporte. Puede llevar eso una temporadita... incluso unos cuantos meses...
Hasta que usted consiga adelantar en las investigaciones del nulificador.
Comprendo.
Mientras tanto, usted y su personal quedaran confinados en sus propias
habitaciones. Colocaré guardias para procurar que ustedes no... molesten.
De acuerdo. Brannoch obligó a su boca a curvarse en una falsa sonrisa . Tengo
que darle las gracias por eso, supongo, en su situación, yo le habría matado nada más
echarle la mano encima.
Algún día, milord, pueda que su muerte sea necesaria dijo Chanthavar . Por el
presente, sin embargo, le debo algo, este asunto va a significar mucho para mi propia
posición, ya comprende. Hay oficios mas altos que el mío presente y pronto estarán
abiertos para mí.
Se volvió a Langley.
Ya he hecho algunos preparativos para usted, capitán, ya no serán necesarios más
sus servicios, hemos encomiado un par de colegiales que pueden hablar el viejo idioma
americano y entre ellos y las maquinas hipnóticas Saris nos dará una imagen bastante
perfecta de sus ideas hasta que al cabo de pocos días aprenda el idioma moderno. En
cuanto a usted, un puesto y un apartamento en la universidad de Lora le ha sido
preparado. Los historiadores, arqueólogos y planetógrafos están muy ansiosos de
consultarle. La paga es pequeña, pero conservará usted el rango de hombre libre.
Langley nada dijo. De manera que aquello le iba a separar del juego ya. Eso era ya el
fin.
Valti se aclaró la garganta.
Milord dijo pomposamente . Debo recordarle que la Sociedad...
Chanthavar le dirigió una larga mirada a través de sus ojos entrecerrados. El liso rostro
había adoptado una profunda inexpresividad...
Usted ha cometido actos criminales según las leyes de Sol dijo.
La extraterritorialidad...
Eso aquí no se aplica. Como a menos, usted será deportado. Chanthavar parecía
luchar consigo mismo . No obstante, le voy a dejar en libertad. Reúna a sus hombres,
tome uno de los pequeños navíos de atmósfera de la plantación y vuele de regreso a
Lora.
Milord es muy indulgente dijo Valti . ¿Puedo preguntar por qué?
No importa el por qué. Váyase.
Milord, soy un criminal. Lo confieso. Quiero un juicio justo por un tribunal mixto como
está previsto en el artículo VI, sección 4, del Tratado de la Luna. Los ojos de Chanthavar
eran llanos y fríos.
Salga o haré que le echen.
¡Exijo ser arrestado! gritó Valti . Insisto en defender mis derechos y privilegios
para limpiar mi propia conciencia. Si usted no me detiene, me quejaré directamente al
Tecnicado.
¡Muy bien! Chanthavar pareció escupir las palabras . Tengo órdenes del propio
Tecnicado para dejarle a usted libre. El por qué, no lo sé. Pero es una orden; me llegó tan
pronto llevé el informe de la situación y de mi intención de atacar, ¿Está satisfecho?
Si, milord dijo con suavidad Valti . Gracias por sus amabilidades. Buenos días.
Se inclino con torpeza y salió.
Chanthavar rompió a reír.
¡insolente espantapájaros! Yo no quería decírselo, pero de todas maneras se habría
enterado con el tiempo. Ahora sigamos con el resto de nosotros. Vámonos quizás pueda
llegar a tiempo al concierto de esta noche.
Langley parpadeó ante el brillo del sol fuera. Los trópicos de la Tierra se habían hecho
más cálidos en 5.000 años, vio a un grupo de hombres armados, un volador militar y de
pronto tuvo en su corazón una especie de sensación de pena.
Chanthavar preguntó , ¿puedo despedirme de Saris?
Lo siento el agente sacudió la cabeza, no sin compasión , sé que es su amigo,
pero ya se han corrido demasiados riesgos en este asunto.
¿Le volveré a ver alguna vez?
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